Los rompecabezas son ideales para desarrollar la capacidad motriz del ojo al estar constantemente visualizando en qué lugar va cada pieza. El infante ejercita su memoria visual para recordar cómo era la imagen y así volver a montarla.
Al completar un rompecabezas los infantes ocupan los dos hemisferios del cerebro; el izquierdo, analítico y lógico, y el derecho, la creatividad, por lo tanto se estimula constantemente el cerebro.
Permite que reconozcan mejor las formas y los colores, la capacidad de concentración y la memoria aumentan.
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